LA LUZ QUE LE SALVÓ

Había estado toda la vida a su lado ayudándole a ser quién era. Habíamos trabajado durante años para controlar sus sentimientos y conformar su personalidad. Tras años de maniobras lo tenía en mi mano, era mi obra.
Tuvo una infancia feliz, todo empezó en el instituto, caldo de cultivo para compañías como yo. Creciendo en una familia conflictiva y recreando esas conductas aprendidas yo siempre me mantuve a su lado. Después conseguí alejarlo de sus amigos, lo quería todo para mí.
Poco a poco me introduje en su vida por las pequeñas grietas que iban surgiendo en su mente pues al final no existe peor enemigo que uno mismo. Así llené un corazón roto y vacío. Su psique me ayudaba entretejiendo sus sentimientos y confundiendo la realidad, gracias a ella todo era mucho más oscuro, era un círculo de autodestrucción.
Pasó años inundado por sus emociones, nadando en su propio abismo, ahogado en sus lágrimas. Sentía que no había nadie que lo entendiese ni quisiera estar a su lado, así que yo crecí y aparté todo lo demás de su vida. ¿Cómo alguien podría ayudarle? Tenía el trabajo hecho.
Estuvo a punto de partir, aún no sé en qué preciso momento lo perdí y vio un rayo de esperanza. Ese clip que irrumpió en su mente al salir de aquella consulta. Esos años de constante quebranto en un momento habían desaparecido después de esa charla, ¿cómo era capaz esa persona de desmoronar mi mundo con unas palabras? Yo seguía ahí por supuesto, nada es cuestión de unas horas, pero me notaba debilitado, la lucha había empezado. Gracias a las herramientas que le proporcionó, por primera vez se enfrentaba a mí, a sí mismo… Y fue ahí donde entendí que la esperanza siempre acaba con el desconsuelo, que una palabra amable aparta la aflicción, que el esfuerzo aísla al miedo, y con apoyo es mucho más fácil deshacerse de la carga. Lo que había ocultado durante tanto tiempo allí vio la luz.

 

Maye